Honestamente
hablando, la “LA VIDA ES MUY FÁCIL”, pero los seres humanos somos
especialistas en complicar las cosas. Con ese título, que al parecer más bien
es una carga de nuestros ancestros, el cual nos pone en la cima de toda la
creación y que dice que “todos somos hijos de Dios”. Peor aún,
dice que “somos hechos a su imagen y
semejanza”.
Pero
¿por qué la especie creada por Dios para liderar, para cuidar todo lo que
existe, es la que más daño le hace a la
creación…? ¿En qué estaba pensando Dios cuando nos creó? ¿Se le habrán ido los
tornillos? Al parecer hay algo raro en la naturaleza de Dios o es simplemente
que no lo sabemos entender.
Continuamente
nos hacemos la pregunta de “¿Por qué Dios no solo destruye el mal, sino que
hasta lo permite?” De este modo concentramos la atención en algo externo a
nosotros. Porque siendo creados por alguien bueno, de nosotros no puede nacer
algo malo. Al concentrar la atención en algo externo, como dice arriba,
pensamos que debe existir algo superior a nuestra naturaleza. A ese algo le
llamamos de acuerdo a nuestra cultura: el
mal, el demonio, el Diablo, el enemigo, Satanás, etc… De este pensar nace
otra pregunta: ¿Quién creó a este ser maligno? La respuesta no es tan sencilla…
más bien es muy complicada.
En
ese caso decidimos decir que como Dios es creador de todo, Dios creó también a
ese ser. Pero Dios es bueno… La respuesta que nos viene es muy obvia, Dios creó
al ser, pero no su maldad. Entonces, ¿de dónde le vino su maldad? Surge un gran
vacío, un silencio a toda respuesta, a toda la imaginación… Y esta es la razón
por la cual digo que la vida es fácil, pero los seres humanos somos especialistas
en complicarla. Crecemos con un anhelo intenso de que todo se parezca a
nosotros, piense como nosotros, se exprese como nosotros, actúe como nosotros
queremos que sea… El problema que hemos creado, es pensar un Dios a nuestra
semejanza, no nosotros a semejanza de Él. Por eso inventamos religiones a
nuestro antojo y la ubicamos por encima de las otras. En realidad es la raza
humana la que se catapulta al nivel de Dios. El problema está en nosotros
mismos. Dios simplemente “ES”, no hay mejor definición. Mal o bien no entran en
su concepto. Dios hasta podría ser “ausencia de ser”, sin que esto anulara su esencia.
Puesto que es Dios, su existencia se escapa a nuestra lógica. Pero nuestro
anhelo de que todo sea a nuestra conveniencia, ha creado también “un
Dios a nuestra conveniencia”. Por este simple detalle nos hemos
complicado la vida: incapaces de perdonar un error pasajero, imposibilitados
para dar y recibir amor… incapaces hasta de odiar sinceramente, porque no se
comprenden los sentimientos.
Somos
los mejores destructores de la creación… De este modo, ¿por qué Dios en su
sabiduría nos pondría en la cima de toda su creación? Simplemente Dios nos
creó, sin sentido, sin objetivo previo; pero nuestra mente humana maquina cosas
en su interior: ella nos llena de deseos, ansiedades, etc. Ese sentido o dirección
a nuestra vida debemos encontrarlo nosotros mismos: un algo qué amar, un motivo pleno a nuestra existencia, transformar el
bien y el mal, ser felices a toda costa y dar felicidad. Al estar llenos de
amor propio, podemos dar amor, sin esperar nada a cambio de quien lo recibe. Nuestro
amor se alimenta en la abundancia de nuestro amor propio. Espero que desde
ahora hagas un mundo mejor para todos, una vida más fácil…
No hay comentarios:
Publicar un comentario